Si, el tiempo transcurrido desde que mi amada madre me trajo al mundo hasta hoy se puede considerar poco. Y si miramos los miles de años que llevamos “civilizadamente” viviendo en este lugar llamado Tierra, con razón, podremos decir que mis escasos 23 años son muy poca cosa.
Ser joven, en estos siglos que nos tocan vivir y con esta sociedad y sistema que se nos impone, debería ser sinónimo de rebeldía, de lucha, de ganas de cambiar, en definitiva, sinónimo de evolucionar de una vez por todas.
Somos jóvenes NI-NI, como tan locuazmente se nos etiqueta. Y es cierto. Ni estudiamos, NI trabajamos. Y es nuestra culpa, porque no somos capaces de creernos con la capacidad de hacer las cosas más justas y democráticas.
Que nos cambian la Ley de Universidades Andaluzas con la cual, cada vez se hará más de la Universidad Pública un negocio y llegará el punto en que el hijo del obrero no pueda costeársela, nos da igual; y que el Gobierno sube los impuestos para recaudar fondos para ayudar a los bancos, en vez de hacer pagar a TODOS los que se han beneficiado de su cargo como ente público para llenar sus arcas, pues nos dedicamos simplemente a hacer bromas en redes sociales.
Ya es hora de cansarse y aburrirse de tanto ninismo, ya es hora de encontrar el tratamiento de esta enfermedad que nos arrastra al olvido como una generación incapaz. Ya va siendo hora de llenar las calles y las salas de los juzgados con los culpables de la crisis, y que dejen así, de pasearse por las pantallas de televisión camuflados de políticos, duques o el cargo que ocupen.
La juventud lleva consigo el valor, solo tenemos que reconocernos y luchar.
Javier Blancart Campos
No hay comentarios:
Publicar un comentario