No hay dinero para nada salvo para el programa de revitalización del sur de Córdoba, con un presupuesto que paga en su mayor parte la Unión Europea · El gobierno municipal, con concejales para casi todo, ni siquiera ha centralizado su gestión política · Cuidado con volver a la 'ladrillitis', propia de otras épocas
Infografía realizada sobre el anteproyecto de la Escuela de Magisterio. |
TANTA queja por lo que no tenemos conviene revisarse. Resulta que hay proyectos y fondos con los que sí cuenta la muy vieja y pelleja ciudad de Córdoba y que parecen haber quedado en un segundo plano, ocultos, en una posición indeterminada. Eso que los pijos llaman stand by. Aún hay tiempo de corregir lo que se está haciendo con poco impulso político e interés desde la institución municipal, depositaria última del control y dirección de una iniciativa que puede utilizarse para muchas cosas y muy buenas. Desde 2008, la ciudad dispone de una cantidad interesante de dinero, cerca de 15 de millones de euros que tiene que complementar con dinero propio, para desarrollar el plan Urban Sur, una iniciativa cofinanciada por la Europa más constructiva e inspiradora ahora que la UE tiene la faz recortadora de frau nein Merkel.
De la cantidad subvencionada, el 70% lo pone Bruselas vía el Ministerio de Hacienda y los papeles afirman que la Gerencia de Urbanismo va a sufragar inversiones por valor de cinco millones de euros en un lustro hasta los 20 millones de euros, según el compromiso que alcanzó el anterior gobierno municipal, por cierto, con la aquiescencia de todo el arco plenario. En teoría, todo tendría que haberse desarrollado entre 2007 y 2013 aunque la aprobación de los fondos se realizó consumido 2008. A estas alturas, el grado de cumplimiento del programa es aún escaso por la parsimonia de este gobierno y del anterior en poner en marcha esta iniciativa. El objetivo final es una mejora de una parte de los vecinos de los barrios del sur de la ciudad.
El Ayuntamiento ha adelantado algunas obras del programa y varios contratos de servicios ligados al Urban Sur, como la dirección técnica de los trabajos o la coordinación en materia social, que va a realizar una entidad ligada a los Salesianos. En comparecencia reciente, el alcalde, José Antonio Nieto, ha asegurado que tres obras realizadas al amparo de esta iniciativa cuentan con prioridad política: la reparación parcial de la avenida de Cádiz, la mejora de la calle Ciudad de Carmona y la construcción de un macrocentro en la antigua escuela normal de Magisterio para promocionar la creación de industrias culturales, objetivo adoptado al calor de la Capitalidad y cuyo plan de usos se comunicó el pasado mes de marzo al consejo de distrito. El proyecto de Magisterio concentra un tercio del dinero que va a llegar en una sola obra y, de lo visto, sigue teniendo el gran pecado capital de todo lo realizado hasta el momento con pasta pública. No queda claro desde el primer momento quién va a gestionar ese equipamiento y con qué recursos y personal para que no se convierta en un peso muerto.
La experiencia Urban tiene en Córdoba un precedente de cierto éxito y muchos modelos por todo el continente para mirarse. Hace más de una década, los gobiernos del PP y de IU-PSOE gestionaron el plan Ribera que permitió la renovación de un amplio sector del Casco Histórico que tiene como vértice la Cruz del Rastro. Pese a que se malgastó mucho dinero en cuestiones efímeras, lo cierto es aquella iniciativa propició una renovación importante de esos barrios, incluso generacional, que explica en buena medida la actual situación. El hecho de que la Ribera sea hoy un lugar propicio para poner un negocio o para pasear con la familia no ha llovido del cielo ni ha sido fruto de una casualidad. Fue financiado con dinero público.
Al Urban Sur, se ha dicho, le falta una inyección de músculo, que se le otorgue categoría de ciudad a una iniciativa que debe realizarse junto a los vecinos de la zona en vez de a pesar de. Desde el distrito, se critica con razón que no se haya realizado aún el esfuerzo de implicar al tejido de los barrios en sus propias soluciones. Este tipo de proyectos han demostrado que el ladrillo es importante porque perdura pero que la relevancia global es directamente proporcional a la forma en la que los vecinos participan en su desarrollo, a la adopción de objetivos sencillos, útiles, comprensibles y compartidos. Y nada hay peor que fallar a las expectativas que, en su día, fueron muchas de unos barrios que merecen más atención de la que reciben por parte de la oficialidad.
Quienes conocen la zona y sus problemas se quejan de que el Urban Sur está pasando más desapercibido de lo que sería procedente. El gobierno municipal, que tiene concejales para casi todo, ni siquiera ha centralizado la gestión del programa, repartida entre Hacienda, Urbanismo o Servicios Sociales. Resulta lógico que no se le pidan responsabilidades de gestión al PP por lo que no puede hacer ante la falta de dinero. Desperdiciar aquello para lo que sí cuenta con fondos es, hoy por hoy, delito de alta traición.
De la cantidad subvencionada, el 70% lo pone Bruselas vía el Ministerio de Hacienda y los papeles afirman que la Gerencia de Urbanismo va a sufragar inversiones por valor de cinco millones de euros en un lustro hasta los 20 millones de euros, según el compromiso que alcanzó el anterior gobierno municipal, por cierto, con la aquiescencia de todo el arco plenario. En teoría, todo tendría que haberse desarrollado entre 2007 y 2013 aunque la aprobación de los fondos se realizó consumido 2008. A estas alturas, el grado de cumplimiento del programa es aún escaso por la parsimonia de este gobierno y del anterior en poner en marcha esta iniciativa. El objetivo final es una mejora de una parte de los vecinos de los barrios del sur de la ciudad.
El Ayuntamiento ha adelantado algunas obras del programa y varios contratos de servicios ligados al Urban Sur, como la dirección técnica de los trabajos o la coordinación en materia social, que va a realizar una entidad ligada a los Salesianos. En comparecencia reciente, el alcalde, José Antonio Nieto, ha asegurado que tres obras realizadas al amparo de esta iniciativa cuentan con prioridad política: la reparación parcial de la avenida de Cádiz, la mejora de la calle Ciudad de Carmona y la construcción de un macrocentro en la antigua escuela normal de Magisterio para promocionar la creación de industrias culturales, objetivo adoptado al calor de la Capitalidad y cuyo plan de usos se comunicó el pasado mes de marzo al consejo de distrito. El proyecto de Magisterio concentra un tercio del dinero que va a llegar en una sola obra y, de lo visto, sigue teniendo el gran pecado capital de todo lo realizado hasta el momento con pasta pública. No queda claro desde el primer momento quién va a gestionar ese equipamiento y con qué recursos y personal para que no se convierta en un peso muerto.
La experiencia Urban tiene en Córdoba un precedente de cierto éxito y muchos modelos por todo el continente para mirarse. Hace más de una década, los gobiernos del PP y de IU-PSOE gestionaron el plan Ribera que permitió la renovación de un amplio sector del Casco Histórico que tiene como vértice la Cruz del Rastro. Pese a que se malgastó mucho dinero en cuestiones efímeras, lo cierto es aquella iniciativa propició una renovación importante de esos barrios, incluso generacional, que explica en buena medida la actual situación. El hecho de que la Ribera sea hoy un lugar propicio para poner un negocio o para pasear con la familia no ha llovido del cielo ni ha sido fruto de una casualidad. Fue financiado con dinero público.
Al Urban Sur, se ha dicho, le falta una inyección de músculo, que se le otorgue categoría de ciudad a una iniciativa que debe realizarse junto a los vecinos de la zona en vez de a pesar de. Desde el distrito, se critica con razón que no se haya realizado aún el esfuerzo de implicar al tejido de los barrios en sus propias soluciones. Este tipo de proyectos han demostrado que el ladrillo es importante porque perdura pero que la relevancia global es directamente proporcional a la forma en la que los vecinos participan en su desarrollo, a la adopción de objetivos sencillos, útiles, comprensibles y compartidos. Y nada hay peor que fallar a las expectativas que, en su día, fueron muchas de unos barrios que merecen más atención de la que reciben por parte de la oficialidad.
Quienes conocen la zona y sus problemas se quejan de que el Urban Sur está pasando más desapercibido de lo que sería procedente. El gobierno municipal, que tiene concejales para casi todo, ni siquiera ha centralizado la gestión del programa, repartida entre Hacienda, Urbanismo o Servicios Sociales. Resulta lógico que no se le pidan responsabilidades de gestión al PP por lo que no puede hacer ante la falta de dinero. Desperdiciar aquello para lo que sí cuenta con fondos es, hoy por hoy, delito de alta traición.
PUBLICADO EN EL DÍA DE CÓRDOBA EL 26/08/12
No hay comentarios:
Publicar un comentario