El río y su integración en la ciudad 20 años después
En estos días se han cumplido veinte años desde que el Ayuntamiento de Córdoba, la Consejería de Obras Públicas y Transportes y la Empresa Pública del Suelo de Andalucía (EPSA) firmaran un convenio marco para ejecutar la actuación prevista por el plan especial del río para la zona denominada Balcón del Guadalquivir, la antigua ribera del estadio. Con este convenio se pretendía la recuperación del Molino de Martos y la urbanización de la margen derecha del río entre el puente de la variante sur y el citado molino.
Ahora, una vez que ese proyecto se ha hecho realidad y se ha sumado a la fisonomía del Guadalquivir, es hora de preguntarse si el río en su conjunto forma parte de la vida de la ciudad o sigue, como en aquellos tiempos de antes del 1992, sufriendo un cierto olvido por parte de los ciudadanos.
Es evidente que el Guadalquivir, a su paso por Córdoba, ha sufrido en estos últimos 20 años una gran transformación a todas luces innegable que va desde la desaparición de las vaquerizas de Miraflores hasta, por ejemplo, la construcción del puente --o pasarela-- del mismo nombre. Y es innnegable que la estética que ofrece ahora el cauce del río y sus orillas nada tiene que ver con aquel desaliño de cloaca al que la ciudad, por lógica, y casi por historia, le daba la espalda.
¿Pero se ha conseguido "contar" con el río como un espacio imprescindible en la agenda de la ciudad? Ese es otro cantar. Si miramos a otras ciudades con recursos fluviales, como la cercana Sevilla o la lejana París, resulta evidente que el Guadalquivir a su paso por Córdoba vive en una soledad resignada que proviene de esa cierta indiferencia de senequismo peyorativo de los habitantes de su ciudad. Un río es para pasear sus orillas, leer el períódico y tomar un refresco y el sol en sus orillas sentados en los veladores de sus terrazas incorporadas o comer en restaurantes adaptados a ese medio. Mientras la ciudad --habitantes más administraciones-- no consigan hacer del Guadalquivir una historia viva y diaria --como la que se ha iniciado con bastantes buenas perspectivas en el entorno entre la Mezquita y el Puente Romano o como el diálogo de deportistas con ese entorno-- Córdoba habrá perdido la batalla del río. En esta historia de la recuperación del río hay que hacer referencia al proyecto del centro de congresos. Pero para decir que ese debate está ahora fuera de la influencia del Guadalquivir porque el Ayuntamiento lo ha sacado de ahí y ha ofrecido otro gran proyecto.que iría en la misma zona de Miraflores. Los tiempos han aconsejado que lo faraónico se deje para cuando haya caja. No habría que olvidar, sin embargo, el compromiso de la Junta de construir el nuevo Museo de Bellas Artes junto a la torre de la Calahorra así como adecentar espacios nuevos como el embarcadero y la Isla de las Estatuas. Al cabo de los 20 años el río ya no es un extraño para Córdoba. Pero no está dentro de la ciudad.
PUBLICADO EN EL DIARIO DE CÓRDOBA EL 15/07/12
LA RIBERA DEL ESTADIO, 20 AÑOS DESPUES
Aunque veinte años no es nada, a veces conviene hacer un pequeño ejercicio de memoria y recordar que entonces las márgenes del río y las zona circundantes eran lugares rudos, casi baldíos, desurbanizados y deshumanizados. El Ayuntamiento se planteó una meta clara: hacer de esos espacios, situados por demás en un sitio privilegiado, lugares y paisajes con alma para el disfrute de los cordobeses. A ello respondió el Plan del Río. Había que conseguir que el río dejara de ser una barrera infranqueable y que sus márgenes se convirtieran en paseos y parques públicos con sus correspondientes equipamientos. Era una operación compleja que exigía muchas intervenciones yuxtapuestas y complementarias y además muy cara. La solución vino de la mano de la otra gran actuación urbanística de la ciudad, el Plan Renfe, al decidir el Ayuntamiento que las cuantiosas plusvalías en él generadas se aplicasen íntegramente a desarrollar el Plan del Río.
Y se puso manos a la obra y una tras otra se fueron sucediendo las actuaciones: nuevos puentes, red viaria, derribo del murallón, actuaciones en el encauzamiento, restauración de los molinos, Plan Urban Ribera, Parque de Miraflores, eje monumental, Puente Romano, Centro de Creación Contemporánea, Proyecto de Centro de Congresos, Centro de Visitantes, Paseo de la Ribera... Y el Balcón del Guadalquivir y Molino de Martos, que fue una intervención muy interesante, obra del arquitecto Juan Navarro Baldeweg, y gozó desde el primer momento de amplio reconocimiento local y supralocal.
¿Le ha sacado la ciudad todo el partido al Balcón del Guadalquivir? La respuesta no es simple, no vale un sí o un no ya que siempre se le puede sacar más. Pero lo cierto es que se trata de un lugar hermoso en buen estado de conservación que se aprovecha cada día por los miles de usuarios que tiene. Se aprovecha por los niñas y niños que habitualmente juegan allí, y le sacan mucho partido las persona mayores, y no tan mayores, que a diario se sientan en sus bancos, los jóvenes que lo hacen en el césped y todos los que gustamos de pasear por él y disfrutar de sus flores, del agua y de las magníficas vistas de la Mezquita y de la ciudad histórica que desde allí se ofrecen. Quizás falten usos culturales que en otros momentos han tenido lugar y que el polémico avión allí instalado pretendía fomentar.
¿Y el Molino de Martos? Lamentablemente este es otro caso. A pesar de su magnífica restauración y su adecuación museística, está cerrado al público desde hace meses y solo puede visitarse en condiciones excepcionales. Parece que continúa a la espera de la retirada de los lodos que invaden su planta baja y ofrece una cierta sensación de abandono y dejadez. Como Miraflores y en general casi toda la margen izquierda, pero ese ya es otro tema.
MANUEL PEREZ
* Exconcejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Córdoba
PUBLICADO EN EL DIARIO DE CÓRDOBA EL 15/07/12
Golpe bajo al Distrito Sur
El plan para la recuperación del río supuso una iniciativa consensuada para reequilibrar la ciudad y recuperar la zona sur. con el nuevo proyecto del pp de ubicar el palacio de congresos en el parque joyero, se asesta un duro golpe a dicho equilibrio, al consenso ciudadano entorno a él y al distrito sur.
Con la eliminación fulminante del proyecto de Koolhaas en Miraflores, el Gobierno Municipal acaba de un plumazo con una buena parte de los presupuestos plasmados en el Plan General de Urbanismo y consensuados con el Movimiento Ciudadano.
Hace más de veinte años, el Ayuntamiento por fin comprendió que Córdoba tenía un río desintegrado y desaprovechado y unos barrios al Sur, al otro lado de la gran barrera, marginados y segregados del resto de la ciudad. Y se plasmaron las soluciones en el Plan del Río. Se construyeron puentes para salvar las dos orillas, nuevas vías de comunicación (Arco Viario Sur, Ronda de Poniente…), parques en ambas orillas (Miraflores, Balcón del Guadalquivir…), obras de recuperación del entorno histórico (Calahorra, Puente Romano, Triunfo…). Lo hecho ahí está y es uno de los grandes logros de esta ciudad.
También pensó el Ayuntamiento con gran consenso de todos que para dignificar, poner en valor e integrar la Zona Sur y el entorno del Guadalquivir, era necesario ubicar aquí equipamientos de ciudad. Y proyectó el Palacio de Congresos, el Museo de Bellas Artes y el Centro de Creación Contemporánea, de los que sólo el último se ha hecho realidad. Y con el fin de completar el “efecto locomotora” de estos equipamientos para el desarrollo social y urbano de la Zona Sur, se proyectó el Plan Urban Sur, con la rehabilitación de la antigua Escuela de Magisterio, como “buque insignia” para potenciar un nuevo tejido económico de desarrollo cultural.
El Palacio del Sur se había diseñado como un edificio emblemático, ubicado en un lugar privilegiado en el casco histórico y orientado para potenciar los valores culturales que son la riqueza principal que tiene Córdoba, como ciudad Patrimonio de la Humanidad, con un auditorio con capacidad para toda clase de eventos congresuales y culturales.
Pues bien, el Gobierno Municipal del Partido Popular, al liquidar el proyecto de Miraflores, ha roto un consenso ciudadano de varias décadas y vuelve al modelo del desequilibrio norte-sur que ya había superado con el Plan RENFE y con el Plan Especial del Río.
Para el Distrito Sur ha sido un golpe bajo, perpetrado con nocturnidad y alevosía. El Alcalde, con el más absoluto desprecio a la participación ciudadana, ha roto el consenso alineándose con el sector empresarial, que es incapaz de gestionar IFECO, y con el BBK-Cajasur, que no sabe qué hacer con su “Palacio Miguel Castillejo”. Y a nosotros, los del Sur, nos ha dejado “compuestos, sin novia y con un solar para sembrar patatas” y con la incertidumbre de ver truncadas sus esperanzas de ver transformada su realidad social a través del desarrollo cultural.
Creo que la ciudad no debe quedar impasible ante este hecho, que supone romper con un modelo de ciudad, consensuado con todos los agentes sociales; desequilibrar la ciudad, otra vez en perjuicio del Sur, y el desprecio más absoluto hacia una forma de hacer las cosas desde el acuerdo, porque una cosa es gobernar con mayoría y otra imponer desde la mayoría.
No sabemos qué va a costar el nuevo Centro, no sabemos cómo se va a financiar, quién va a participar ni cómo; cómo se va a gestionar… lo único que sabemos es que a la ciudad no beneficia, entonces, ¿a quién?
Antonio de la Rosa
presidente del consejo de distrito sur
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