25/10/12

LAS VUELTAS QUE DA LA VIDA

UNAS BARRIADAS DISEÑADAS PARA LA CONVIVENCIA LA CULTURA Y EL DEPORTE

 

      En el último artículo contaba cómo Cañero y el Campo de la Verdad fueron barrios proyectados para la convivencia, con un urbanismo avanzado para los años cuarenta, porque no sólo se construyeron viviendas, sino  los equipamientos que la barriadas necesitaban para tener una vida propia. Y hoy quiero contar cómo una vez construidos, todo se planificó para organizar la convivencia de las familias con el despliegue de todo un programa cultural y deportivo.

       Recuerdo que en estos años, en nuestro barrio hubo vecinos que dedicaron su tiempo libre  en la organización de actividades culturales: musicales, como el Orfeón, formado por una gran masa coral y una rondalla o la Estudiantina, formada  125 niños. También se creó el Cuadro escénico. Para estas actividades el barrio contaba con un espacio de lujo: el Cine Séneca, hoy desgraciadamente desaparecido. Recuerdo que, cuando era niño, me quedé fascinado con la representación musical en el Cine Séneca de “Blanca Nieves y los siete enanitos” y mi mayor deseo era formar parte de la estudiantina.

    Existía también una Casa Social o Casino en la calle Fray Pedro, en la que sus trescientos socios, por la módica cuota de tres pesetas, podían disfrutar de servicios de bar a precios reducidos, juegos de billar y otras distracciones. También se publicó en los años cincuenta y tres y cincuenta y cuatro el semanario ECOS, dirigido por el periodista Manuel García Caballero, editado por la Sagrada Familia, que tenía su redacción en la calle el Rosario.

 Los deportes, especialmente el fútbol, tuvieron una gran importancia. Por iniciativa de Martín Moreno, en el año cincuenta y uno, se organizó la Escuela de Fútbol con la participación de más de quinientos muchachos.

 En ese mismo año se inauguró el Estadio de San Eulogio con un partido en el que jugó nada menos que el Real Madrid. El equipo del barrio, el San Álvaro, que despertaba pasiones entre todos los vecinos de la barriada, tuvo una existencia corta pero gloriosa. En el año cincuenta y tres ascendió a tercera división y en la siguiente temporada estuvo a punto de subir a segunda. Fue entonces cuando el San Álvaro se disolvió para ceder los derechos federativos al Córdoba, que de otra forma hubiera desaparecido y la ciudad se hubiera quedado sin un equipo con su nombre.
     
Recuerdo todo esto, al hilo de lo que publica  hoy el Diario Córdoba. Las Asociaciones Vecinales de Cañero y Campo de la Verdad nos hemos visto obligadas a suspender los tradicionales PEROLES DE CONVIVENCIA, con los que venimos recordando nuestro origen común y sellando el hermanamiento de nuestros barrios.

Ha sido imposible salvar las trabas que nos ha puesto el Ayuntamiento, que ha querido cobrarnos hasta por el aire del Arenal. Y yo le preguntaría a la Sra. Concejal de Infraestructuras: ¿cuál es el precio de la convivencia de los vecinos y vecinas de dos barrios? ¿Cuánto cuesta la ilusión y el trabajo de las asociaciones vecinales? ¿Vale algo la participación ciudadana?                                                                                       

                                                                                                                    Paco Martínez

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