17/9/12

LAS VUELTAS QUE DA LA VIDA


El Colegio Público ABDERRAMÁN

Septiembre del año 1978, más o menos. 

El Cerro del Campo de la Verdad está en pie de guerra. Una flotilla de autobuses, llenos de niñas perfectamente uniformadas con sus correspondientes monjas, ha estacionado en la calle Hixén. Hay muchos vecinos que ocupan la calle y no permiten bajar de los autobuses a las niñas ni a las monjas. Los ánimos están revueltos. Gritan constantemente: ¡el colegio para el barrio!

Han pasado 34 años y ahora me viene este recuerdo a la memoria. 

Ayer leí en la prensa que una madre ha denunciado a la Delegación de Educación porque no ha podido escolarizar a sus dos hijos en el mismo colegio. La Delegada, por su parte, declara que ha ofrecido plaza para los dos niños, a 200 metros de su casa, en el Colegio Público Abderramán, pero esta madre lo ha rechazado. El AMPA “El Cerro” ha manifestado públicamente su malestar por el rechazo hacia el colegio y no entienden el motivo, ya que centro dispone de unas instalaciones y un profesorado “superior a la media”.

Aquel año, el Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, hoy Banco BBK CAJASUR, había terminado las obras de construcción de un colegio de cinco estrellas en la calle Hixén, esquina con Acera del Río. Un colegio con unas instalaciones de lujo: dependencias como gimnasio, laboratorio, biblioteca, aula de música… y una imagen exterior  que llamaba la atención en un barrio como el Campo de la Verdad.

Su destino no era, por supuesto, para los niños del barrio. Se trataba de un centro privado para trasladar el Colegio de monjas de La Milagrosa, situado en la calle Gondomar.

¿Por qué un banco construye un colegio en el Cerro para La Milagrosa?

¿Por qué se moviliza el Cerro y reivindica el colegio para el barrio? 

No hace falta ser muy listo para pensar que la Caja, por mucho monte de piedad que fuera, no construyó el colegio de cinco estrellas como una obra “piadosa” a favor de las monjitas. La verdad es que encerraba una operación de especulación urbana: el banco se quedaba a cambio con un enorme edificio en pleno centro de Córdoba donde  proyectaba construir cientos de pisos de lujo.

En cuanto a la actitud combativa y reivindicativa de los vecinos, no se debió a un ataque de envidia. Fue una reacción justa, porque el barrio se acababa de quedar sin el único colegio que tenía en la zona: el Colegio de San Álvaro, declarado en ruina, se cerró.

EL DESENLACE:

Los autobuses llenos de niñas perfectamente uniformadas, con sus correspondientes monjas de la Milagrosa volvieron al día siguiente y los siguientes y se encontraron con cada vez más vecinos, cada vez más furiosos, repitiendo cada vez más fuerte: ¡el colegio para el barrio!. 

Y las monjas terminaron  pensando que tal vez no era buena idea trasladarse a un barrio tan aguerrido.

Por otra parte, el asunto, con tanto jaleo, llegó a los oídos de los herederos del marqués que había donado a las monjas el edificio de la calle Gondomar para colegio de niñas y exigieron la devolución del mismo si no se cumplía la benéfica voluntad de su antepasado y la “burbuja inmobiliaria” estalló de repente.

Resultado: El Monte de Piedad vendió el colegio de cinco estrellas al Ministerio de Educación a un precio razonable. Y el barrio tuvo un justo premio a su lucha: un COLEGIO PÚBLICO al que llamaron ABDERRAMÁN.

Y yo me pregunto, qué ha ocurrido en estos 34 años para que esta madre de dos niños rechace uno de los mejores colegios de Córdoba, en instalaciones y profesorado.

A veces, quizá nos dejamos llevar por lo que la gente dice, gente que dice lo que otra gente dice… A veces, el no conocer el pasado de lucha que hay detrás de todo lo que hemos conseguido, nos lleva a no valorarlo.


                                                                                     PACO MARTÍNEZ


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