No es una simple lata de refresco, ni una botella de detergente o un tetra-brick de leche. Cada uno de estos continentes se puede convertir en un elemento decorativo. Es la magia del reciclaje. La que despierta la imaginación. La misma que han descubierto jóvenes y mayores del Alcázar Viejo y Turruñuelos para crear adornos navideños desde algo tan antitético como la basura. Una basura limpia y sin olor.
De ahí han salido las estrellas, guirnaldas, campanas o la gigantesca bola que se ha colocado en una de las puertas de San Basilio. En las angostas calles de este barrio se expone el trabajo de todo un mes, al igual que en la glorieta de entrada a Miralbaida y su centro para la tercera edad.
Allí se ha notado la destreza de las mujeres con las tijeras y su capacidad para descubrir nuevas posibilidades, según explica Bartolomé Olivares, presidente de Acción Ecologista Guadalquivir.
Allí se ha notado la destreza de las mujeres con las tijeras y su capacidad para descubrir nuevas posibilidades, según explica Bartolomé Olivares, presidente de Acción Ecologista Guadalquivir.
Para ello, han contado con la ayuda de José Márquez, un creador plástico que ha sumado sus conocimientos a esta iniciativa ecológica. Recalca que los adornos van a sorprender, que no parece que vengan de donde vienen, pero se apreciará su origen.
Detrás de todo, la empresa municipal Sadeco, que desde un primer momento quiso poner en marcha una idea pionera en una capital como Córdoba, pero que ya ha visto la luz en algunos pueblos del país y en una capital que presume de elegancia, como París. De fondo, la crisis económica, pero también la vanguardia sin complejos.PÚBLICADO EN DIARIO DE CÓRDOBA EL 18/12/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario