Con los primeros rayos de sol, se van apagando las guirnaldas de luces que nos acompañan de noche en nuestras calles, y que nos recuerdan que el Adviento pronto acabará con el nacimiento de Jesús. Es un momento de reconciliación espiritual, de cambio de ánimos, donde reina la fantasía y la ilusión de grandes y pequeños. Contraponen la rapidez en el consumo y la lentitud en las reuniones familiares. En estos días, Córdoba se viste de colores y destellos brillantes. Lo mágico y lo cromático. La estética de la ciudad nos recuerda algo que se repite cíclicamente y que siempre está presente en nuestros corazones.
Ya han aparecido los primeros adornos en la urbe y en nuestros pueblos. El color es el protagonista. Rojos y verdes, azules, plata y oro. Cada color simboliza una oración, así, el rojo es la petición. El azul es igual al arrepentimiento. El agradecimiento es la plata y la alabanza es representada por el oro. El puente de diciembre para muchos inicia el momento espiritual para recibir al Niño Dios, de repasar la liturgia y transmitir devociones e ilusiones a los otros. Para otros es un momento de consumo.
En los dos casos ocurre lo mismo, se repiten las mismas acciones y costumbres, es la tradición de la Navidad. El término tradición procede del latín traditio , del verbo tradere , y significa entregar. Es lo que nuestros ancestros nos han entregado, y que nosotros practicamos periódicamente en nuestro calendario. Así se repite la Navidad, los colores y las emociones, los adornos y los sentimientos. Se reproducen estéticas y hábitos.
En el pasado puente muchos han aprovechado para engalanar sus hogares, vestirlos con guirnaldas, dulces y frutas. Las mejores galas que nos recuerdan el momento. Cajas precintadas y la ilusión reinan en la casa. ¿Qué habrá dentro de ellas? ¿Belenes o árboles de navidad? Los dos son iconos navideños y los dos, símbolos religiosos. Unos dicen, yo pongo el Belén que es español, otros desde la indiferencia colocan el árbol en algún rincón de la casa. Y cada vez más, destaca la convivencia de los dos objetos decorativos. ¿Qué hay de cierto en todo esto?
La verdad es que nada es cierto, y que lo certero está en la forma de cómo nos comportamos. Sincrónicamente, han ido evolucionando estos iconos, y bajo la tradición se han ido reproduciendo momentos sin saber el por qué y cuáles han sido los motivos por los que conviven con cada uno de nosotros en estas fechas tan preciadas. ¿Belén o Arbol de Navidad? ¿Quién fue el primero en España? ¿Cuál de los dos es originario de España? Ninguno de los dos. Los dos son préstamos sociales y culturales. Y no nos hemos dado cuenta. En algún momento llegaron a la historia de España, de nuestras ciudades y pueblos. Los hicimos nuestros y vivimos con ellos. ¿Quién llego antes? ¿El árbol o las figuras? El árbol ya existía. Y el más representativo es el pino pues es perenne. Contemplación y sacralización a la vida, al árbol. Culpables y nombres propios sobre la historia a la veneración al árbol hay muchos. Desde San Bonifacio (675-754) obispo inglés, hasta la creencia que el primer árbol de navidad estuvo presente en la orilla izquierda del Rhin, la Alsacia, gracias a los alemanes. A España no llegaría la tradición de adornar el árbol con el significado que tiene hasta el año 1870. Fue una mujer, Sofía Troubetzkoy, viuda del duque de Morny, hermano de Napoleón Bonaparte. Casada posteriormente con Pepe Osorio.
En el árbol de navidad, la estrella es la que debe guiarnos. Las bolas son en honor a las manzanas que colgó San Bonifacio en el primer árbol. Los lazos simbolizan la unión de las familias y las personas que nos rodean. Y las luces, son destellos de la luz de Cristo. San Francisco de Asís, llegado desde Italia para evangelizar y tener una nueva predicación en España, en el año 1223, celebra una misa con un cuadro representando la imagen del Niño Jesús, el buey y la mula, todo acompañado de canciones y poesías populares. Las monjas clarisas propagaron la tradición de adorar al Niño Jesús en la cuna, y a lo largo de la historia se van agregando otros personajes al Belén. En el 1330, la iglesia de Santa Clara de Nápoles expone el primer belén tal y como lo conocemos. Se propagó por Europa, desde el Mediterráneo al Polo Norte, hubo una conciencia miniaturista de recrear el Nacimiento y la adoración a los Reyes Magos. Lo que sí es cierto es que en España nace la primera asociación en el mundo de belenistas, siendo en Barcelona en el año 1863. Desaparece y vuelve en el 1912. En 1942 se funda la asociación de Madrid, y se agrupan todas en la Federación Española de Belenismo, que a la vez es miembro de la UN-FOE-PRAE o Universal Federación Pesebrista. ¿Costumbre céltica o costumbre italiana? Las dos, y repito las dos, no sólo existen, sino conviven en este momento, la Navidad. No olvidemos que en la actualidad nos negamos a ritos y creencias de otros. El etnocentrismo nos puede. Lo que nos pertenece hoy, sí, hoy en día, es producto del préstamo y contacto con otra cultura en cualquier otro momento. No lo olvidemos.
Y usted, ¿qué prefiere? ¿Lo que dicte su convicción personal?
* Antropóloga Social y Cultural
PÚBLICADO EN DIARIO DE CÓRDOBA 11/12/10
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