Las dos semanas anteriores a la inauguración de la Ribera han sido un auténtico caos de declaraciones a favor y en contra de la peatonalización. El primero en abrir fuego fue el delegado de Vicepresidencia, Pedro García, quien el 17 de enero se declaró a favor de la peatonalización total. Apenas unos días más tarde, tuvo que salir a la palestra la delegada de Fomento, Mari Santos Córdoba, quien, a pesar de ser compañera de partido de García, tuvo que recordarle que la ordenación del tráfico es competencia del Ayuntamiento. Fue tal el lío que se formó que hay quien vaticinó que se estaba abriendo un debate como el que se produjo por Cruz Conde, que finalmente se cerró a cal y canto al tráfico. Si en esta ocasión no cuajara el debate será porque las protestas han llegado más tarde y el Ayuntamiento ha sido más firme en su decisión de semipeatonalizar. Y eso a pesar de que han sido varios los colectivos vecinales que se han opuesto a dicha decisión: el Consejo de Distrito Sur, la asociación Puente Romano, Guadalquivir, La Unidad, Huertos Familiares, Nuevo Guadalquivir, Amargacena, Axerquía, la asociación Jóvenes hacia el Futuro, Orilla Izquierda, entre otros.
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