Después de nueve meses de madrugones y horas de estudio, hoy más de 173.000 alumnos han podido dormir sin la tensión del desayuno apresurado y, sobre todo, sin el miedo de llegar tarde al colegio. Y es que ya están aquí las vacaciones de verano que permitirán a los estudiantes de todos los ciclos educativos, excepto a los universitarios, disfrutar de casi tres meses de descanso fuera de las aulas. Ayer esa sensación de libertad se veía reflejada en la cara de muchos de ellos, aunque las de otros estaban empañadas de lágrimas, ya que no es fácil despedirse de sus compañeros, con los que han pasado tan buenos ratos durante el último curso.
Pero los alumnos no son los únicos que desde hoy no van a asistir a clase. Los profesores también dejarán de impartirlas, aunque no por eso no estarán en sus respectivos centros educativos. Para ellos comienza una época más tranquila en la que tienen que preparar informes, memorias, tutorías y la programación del año que viene.
Los padres también deben acostumbrarse a partir de ahora al cierre de las aulas. A muchos se les hace bastante complicado conciliar la vida laboral y familiar, mientras que otros ven como una bendición no tener que levantarse temprano para llevar a sus hijos al colegio. Raquel Laguna comentaba ayer con otras madres a las puertas del colegio de Infantil y Primaria Colón lo complicado que va a ser a partir de ahora cuadrar su agenda para poder atender a sus pequeños durante todo el día. "Tanto mi marido como yo trabajamos y hasta mediados del mes de julio no tenemos vacaciones, así que tendremos que pedirles a los abuelos que se queden con los niños o buscaremos otras fórmulas para tenerlos entretenidos", decía Raquel. Sin embargo, a pocos metros de ella se encontraba Estrella Martín que esperaba con ilusión el fin de curso. "Me encanta que mi hija esté todo el verano en casa conmigo. Nos divertimos mucho juntas y además me puedo despreocupar un poco más de los horarios y, sobre todo, de que tenga que hacer las tareas y estudiar para los exámenes". 
Ayer también quedaron en el olvido algunas de las pocas incidencias que han marcado el último curso escolar como los ya clásicos casos de los centros concertados y la presión de las familias para conseguir plaza en uno de ellos. La oferta sigue siendo insuficiente y la Junta, un año más, ha seguido sin ampliar los puestos. Un buen ejemplo de ello es la situación del colegio Séneca, cuyas familias han estado durante todo el curso organizando protestas y manifestaciones para conseguir que la Delegación de Educación conceda el concierto al ciclo de Infantil.En cuanto a las obras hay que destacar el inicio del proyecto de reforma de la Escuela Superior de Arte Dramático y el Conservatorio Profesional de Danza, que tras años de denuncias, demandas de padres, alumnos y profesores por fin han comenzado. Se trata de una actuación incluida en el ya extinto Plan Mejor Escuela -concluyó en 2010-. Las obras cuentan con un presupuesto de casi 2,5 millones de euros y cuentan con un plazo de ejecución de 18 meses. Cinco aulas de interpretación, tres aulas teóricas, dos aulas de vocal y canto y dos aulas de diseño, entre otros, serán los nuevos espacios de la Escuela de Arte Dramático. Por su parte, en el Conservatorio de Danza se construirá un teatro, una sala de audio, 17 aulas de danza, biblioteca, salón de actos y gabinete médico, entre otros espacios.
Otra de las obras que se han iniciado son las del colegio Fray Albino, unas actuaciones también muy reclamadas por parte de las familias, ya que los alumnos comenzaron el curso en el centro Califato, ubicado en el Parque Figueroa. En su caso, los 450 escolares irán al nuevo edificio que ha construido la Educación en enero del año que viene, según las previsiones que maneja la Junta. La construcción de este nuevo centro ha costado unos 2,7 millones de euros.
PÚBLICADO EN EL DÍA DE CÓRDOBA EL 24/06/11
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