16/7/22

Medio pan y un libro

Yo soy de un barrio oprimido. Oprimido de la hostia. De los más oprimidos de Europa, vaya. No es un barrio pobre, porque la pobreza y la riqueza miden otras cosas además del dinero, y de todas hay en mi barrio. No es un barrio humilde, porque la humildad no hace referencia al poder adquisitivo aunque quieran asimilarla a él para tirar de eufemismo barato. No es un barrio desfavorecido, que los favores en política no existen a pesar de usar el concepto para evitar hablar de intereses. Es un barrio oprimido porque no le permiten ser como quiere ser: un barrio libre.

Mi barrio es un barrio oprimido, pero ¿por quién o por qué? ¡Oprimido por el sistema! Y ya está, que cada cual se ofenda en su medida… El sistema (Matrix) se empeña en salvar a los barrios como el mío al mismo tiempo que hace lo necesario para perpetuarlos y mantener así su equilibrio: abundancia para pocos y, de vez en cuando, limosnas para muchos. En tiempos en los que la política se hace pensando en los impactos en medios de comunicación y redes sociales, el modelo de “solidaridad” institucional se basa en actuaciones puntuales, vistosas, fogonazos tan brillantes como fugaces, pero que solo sirven para revestirse de conciencia social frente a unas próximas elecciones. PARA LEER NOTICIA COMPLETA HACER CLICK AQUÍ. PUBLICADO POR DAVID LUNA EN PARADIGMA M.A. EL 15/07/2022.

No hay comentarios:

Publicar un comentario