Este nombre, que se le ha dado al audiovisual de las visitas nocturnas de la Mezquita, refleja lo que este monumento es para nuestra ciudad. Hay muy pocas ciudades en el mundo que tengan un símbolo tan tangible de su identidad. En cambio, qué flaco servicio se haría a Córdoba si hiciéramos caso a la petición del Obispo de eliminar el nombre de Mezquita de carteles y folletos y que sólo se llame Catedral. ¿Cómo podríamos cambiar la marca universal de Córdoba? ¡Qué gran error sería cambiar “la denominación de origen” MEZQUITA DE CÓRDOBA, reconocida desde 1984 por la UNESCO como bien Patrimonio de la Humanidad!
Sin embargo, esta petición del Obispo no es ninguna sorpresa. Basta con echar un vistazo al folleto que se reparte en cuatro idiomas a los visitantes y vemos que no es nada nuevo. En esta guía, titulada “La Catedral de Córdoba”, si la leemos atentamente, podemos descubrir el trasfondo del tema, que, a mi juicio, no es sólo una cuestión de nombre. Sólo voy a señalar algunos aspectos que me han llamado la atención para argumentar lo que digo:
Empieza el documento con una catequesis sobre la “cátedra” del Obispo y la catedral como “imagen expresa de la Iglesia de Cristo”. Entiendo que esta reflexión puede ser válida para los creyentes católicos, pero no para los miles de personas creyentes de todas las religiones y personas no creyentes, que vienen de todas las partes del mundo a conocer uno de los monumentos más bellos y singulares del planeta.
Por otra parte, se desarrolla con mucha más amplitud y “cariño” la parte cristiana del monumento, que lo que se llama en el folleto “la intervención islámica” (la Mezquita), que me da la impresión que tiene un tratamiento como de “fase preparatoria” que no tiene más valor que servir de prefacio a la culminación religiosa y artística, que es la catedral.
Por último, la guía termina como empieza, con una reflexión para que a los visitantes de todos los credos y culturas les quede claro que la mezquita sería hoy “un montón de ruinas” si no fuera porque “una de las misiones de la Iglesia siempre ha sido custodiar e inspirar el arte y la cultura”.
En conclusión, entiendo que el Cabildo y el Obispo mezclan y confunden dos planos que tiene relación, pero son distintos: el plano religioso y de culto católico y el plano cultural, patrimonial y turístico. Creo que los dos planos han de convivir en armonía y, por lo tanto, es más adecuado mantener el nombre MEZQUITA-CATEDRAL, que recoge lo que es este edificio, síntesis de épocas y culturas distintas, compendio de estilos artísticos muy diferentes, pero que están unidos con tanto acierto que han dado lugar a un monumento singular y único en el mundo. Creo, por tanto, que el Sr. Obispo “ha pinchado” en EL ALMA DE CÓRDOBA. Y eso le duele a esta ciudad.
Sin embargo, esta petición del Obispo no es ninguna sorpresa. Basta con echar un vistazo al folleto que se reparte en cuatro idiomas a los visitantes y vemos que no es nada nuevo. En esta guía, titulada “La Catedral de Córdoba”, si la leemos atentamente, podemos descubrir el trasfondo del tema, que, a mi juicio, no es sólo una cuestión de nombre. Sólo voy a señalar algunos aspectos que me han llamado la atención para argumentar lo que digo:
Empieza el documento con una catequesis sobre la “cátedra” del Obispo y la catedral como “imagen expresa de la Iglesia de Cristo”. Entiendo que esta reflexión puede ser válida para los creyentes católicos, pero no para los miles de personas creyentes de todas las religiones y personas no creyentes, que vienen de todas las partes del mundo a conocer uno de los monumentos más bellos y singulares del planeta.
Por otra parte, se desarrolla con mucha más amplitud y “cariño” la parte cristiana del monumento, que lo que se llama en el folleto “la intervención islámica” (la Mezquita), que me da la impresión que tiene un tratamiento como de “fase preparatoria” que no tiene más valor que servir de prefacio a la culminación religiosa y artística, que es la catedral.
Por último, la guía termina como empieza, con una reflexión para que a los visitantes de todos los credos y culturas les quede claro que la mezquita sería hoy “un montón de ruinas” si no fuera porque “una de las misiones de la Iglesia siempre ha sido custodiar e inspirar el arte y la cultura”.
En conclusión, entiendo que el Cabildo y el Obispo mezclan y confunden dos planos que tiene relación, pero son distintos: el plano religioso y de culto católico y el plano cultural, patrimonial y turístico. Creo que los dos planos han de convivir en armonía y, por lo tanto, es más adecuado mantener el nombre MEZQUITA-CATEDRAL, que recoge lo que es este edificio, síntesis de épocas y culturas distintas, compendio de estilos artísticos muy diferentes, pero que están unidos con tanto acierto que han dado lugar a un monumento singular y único en el mundo. Creo, por tanto, que el Sr. Obispo “ha pinchado” en EL ALMA DE CÓRDOBA. Y eso le duele a esta ciudad.
Francisco Martínez Villoslada
Que torpe este Señor..Nuestra ciudad fue testigo de la Tolerancia entre culturas, durante siglos de convivencia, hecho del que hoy presumimos ciudadanos e instituciones.. da igual, los intolerantes siempre terminan siendo intolerados.. a la vista está como poco a poco se les va desmontando el "Kiosko"... y si lo analizamos a nivel de Marketing Turístico.. ¿cuánto le debe la caja del Cabildo Catedralicio, a la marca denominación de origen "Mezquita"?.. ufff
ResponderEliminar