24/5/23

El toldo electoral

Recuerdo que hace 13 años, en casa, decidimos poner un toldo en nuestro patio por nuestros propios medios. El sol entraba en él y machacaba las plantas que teníamos, y lo ponía a una temperatura insoportable. La familia y amistades nos decían: “Quitaos de líos y que os lo ponga una empresa”. Pero los 4.000 eurazos de presupuesto nos convencieron de que las “currelas” tenemos que buscarnos las habichuelas. Pero bueno, el reto tenía su aquello y el esfuerzo del proceso tuvo la gratificación del trabajo en familia y el del resultado.

El día 28 de mayo nos llaman a votar. Y me pasa como con el toldo. El sol, dícese, el actual gobierno municipal, está arrasando con la ciudad como en julio y agosto. Córdoba, nunca mejor dicho, necesita que le pongamos un toldo.

A continuación, intentaré explicar por qué necesitamos ese toldo, contrariamente a lo que desde el gobierno municipal se vende. El pasado 6 de febrero, el portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento expresó, como anuncio del Debate del Estado de la Ciudad, que Córdoba “está infinitamente mejor que hace cuatro años… que su gobierno se ha centrado en resolver los problemas de los cordobeses… con un alcalde que gobierna para todos… cumpliendo a nivel de inclusión… que en estos cuatro años la ciudad está en un sitio mucho mejor, donde se merece». Contrastemos:  
Hoy, en Córdoba, si en algo estamos de acuerdo todos y todas las cordobesas es que la ciudad está más sucia y abandonada que nunca por una de nuestras “niñas bonitas”, SADECO. No se trata solo de que haya hojas, naranjas, bolsas de plástico, pocas papeleras y sin recoger, colillas, y otras sustancias más escatológicas; se trata de la suciedad que ha calado en las aceras, en las calzadas, en los jardines, que genera olores desagradables, que ha llenado de insectos y roedores los alrededores de contenedores de basura sin recoger ni limpiar. “Nunca la ciudad estuvo tan sucia”, es lo que se escucha, da igual el barrio, da igual la ideología, por toda la ciudad, aunque, como es habitual, mientras más desfavorecido, más abandonado.

Hoy a Córdoba no la dejan ser participativa. La opinión de su ciudadanía organizada es obviada y despreciada. Los Centros Cívicos han sido desmantelados cuando más los necesita la población. Los órganos de participación sectoriales son escenarios donde se vuelcan proyectos ciudadanos que terminan en la papelera a los 10 minutos. La vecindad tiene que salir a protestar a la calle cada día para que se les escuche. Proyectos aprobados en el anterior mandato, hoy, aún no se han tocado: el Centro Cívico de San Agustín, con fondos EDUSI; las reformas de la calle Rey Don Pelayo o el Paseo de San Julián en Sur; etc. Los barrios periféricos sufren un abandono y ninguneo como nunca.

Hoy Córdoba sigue teniendo a 3 de los barrios más pobres de España, y es la 2ª capital de provincia española con más tasa de paro. Córdoba es la capital de provincia andaluza de la que más gente emigra, siendo el 80% personas jóvenes.

Hoy Córdoba está en pie de guerra con el actual gobierno municipal: bomberos, policía local, trabajadores municipales… Cada pleno municipal es la oportunidad de colectivos para que se les escuche, teniendo el desalojo como respuesta. Un gobierno municipal, rodeado de casos de algo más que presunta corrupción, echa de “su casa” a la gente que defiende sus derechos. Todo un ejemplo.
Sin embargo, el actual gobierno municipal ha dejado 180 millones de euros sin ejecutar, y presume de que el Ayuntamiento tiene 40 millones de euros de superávit. Si yo fuera alcalde de Córdoba y tuviera superávit, se me caería la cara de vergüenza. ¡La cantidad de ayudas a personas que lo están pasando mal que se podrían gestionar con ese dinero! ¡La cantidad de personas que podrían emplearse en Urbanismo, en Parques y Jardines, en Infraestructuras, en Recaudación, en Cultura, en Participación, en Solidaridad, en Atención a la Ciudadanía, en Atención a las Mujeres Maltratadas, en Servicios Sociales…!

Y, aunque habrá que reconocer que lo que sufrimos actualmente es fruto de un largo camino de un par de décadas, el último mandato sin duda ha sido sangrante para nuestra ciudad, por lo que urge poner nuestro “toldo” en la ciudad para que no arrasen con ella. Y estaría bien que las elecciones del domingo sirvan para comprar una tela, unas anillas y unos alambres adecuados. Material que, evidentemente, no puede ser el actual. Pero, sobre todo, a partir del lunes, tendremos que sentarnos todos y todas a elaborar el toldo. Día a día. Y, una vez puesto, mantenerlo. No podemos dejar en manos de nadie nuestro futuro. Por muy afín a nuestras necesidades que sea. Lo hemos visto a lo largo de la historia y tenemos ejemplos muy recientes de ello.

Sólo con la movilización ciudadana, sólo con nuestra implicación día a día, como la trabajada colectivamente en las Marchas de la Dignidad de 2014, se podrá nivelar esa situación.

Lo siento. Sé que sería más cómodo dejarlo todo en manos de otros, pero ya sabemos que eso es el suicidio. Sería más cómodo que nos pusieran el toldo, pero no nos lo podemos permitir. Es nuestra realidad y es imprescindible ser consciente de ella. Y ese reto, lejos de ser tedioso, tiene su aquello y el esfuerzo del proceso es extremadamente gratificante. PARA LEER NOTICIA COMPLETA HACER CLICK AQUÍ. PUBLICADO POR RAFA JUAN EN PARADIGMA M.A. EL 24/05/2023.

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