La revuelta escolar, los caminos escolares seguros o los bicibuses: florecen las iniciativas para conseguir entornos escolares libres de humos.
El pasado 14 de octubre de 2019 un motorista atropellaba mortalmente a Hugo, de cinco años, cuando salía de su colegio en el distrito de San Martí de Barcelona. La respuesta se fue madurando durante el siguiente curso y en diciembre de 2020 nacía la revuelta escolar, una protesta que escalaba de escuela en escuela, cortando las calles aledañas a los centros escolares de la ciudad condal el primer viernes de cada mes para reivindicar entornos seguros y pacificados para las niñas y niños. Durante el curso 2020/2021 hubo más de 12 jornadas de protesta. El último día presumen de que la iniciativa ya implicaba a más de un centenar de centros en 17 ciudades del Estado.
A la ciudad de Madrid llegaba en febrero de 2021. “Somos una ciudad con mucha contaminación, con muchos coches y queremos empezar a cambiar los hábitos y pedir mejoras para que las niñas y niños puedan ir andando al colegio. Un peque no puede ir al cole seguro cuando en 800 metros pasas por cuatro cruces”, explica María Peinado, madre del AMPA del CEIP Luis Cernuda, de Madrid. Peinado ha participado en esta revuelta desde que llegó a la capital. En su colegio el primer corte reivindicativo tuvo lugar en abril de 2021. “La primera acción fue el 9 de abril. El primer curso hubo revuelta cada 15 días, el curso pasado una vez al mes. No nos hemos perdido ninguna”, expresa.
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