Salpicamos de palabras la época que atravesamos. Miles de expresiones con las que definimos lo qué pasa. Conceptos mil veces repetidos y reiteradamente machacados en las tertulias, asambleas o medios de comunicación.
Las palabras son necesarias pero necesitan del auxilio de las cosas y de los hechos, sobre todo. Vivimos en exceso rodeados de ellas, y, a menudo de las mismas voces que simplifican los mensajes, cuando no se hacen ininteligibles como la jerga que usan los políticos o los jueces.
Por eso en este palabrerío, saludo algún hecho, alguna acción. La transformación de la idea, ahora que andamos en plena crisis, también ideológica. Es lo que han hecho los de la Acampada dignidad.
Han pasado a los hechos que explican, como no, con palabras. Ahora sí, coherentes con el discurso que en exceso se evapora en la izquierda despistada.
Ahí te dejo el vídeo de la ocupación de una antigua escuela a la que regresan los maestros y los aprendices para seguir conociendo y aplicando la teoría a la práctica.
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